Para descubrir y conocer el propio cuerpo, lo que somos y lo que podemos hacer, así como la diferencia sexual (niño-niña) como don recibido de Dios, partimos de la imagen de una niña jugando al baloncesto y de
un niño saltando en un caballito en un parque infantil. Para suscitar la valoración de la salud les narramos el pasaje evangélico en el que Jesús cura a la hija de Jairo. Y para adquirir el gusto por el buen obrar practicamos la actitud de perdonar y pedir perdón.
Que sepan que Dios nos ha creado niñas y niños
Observando
la lámina, les hacemos caer en la cuenta de algo que salta a la vista:
la diferenciación sexual niña/niño como don recibido de Dios. Todos
somos iguales, pero nuestro cuerpo es diferente. La que
está jugando al baloncesto es una niña y el que está en el caballito es un niño.
Que los niños conozcan un milagro de Jesús y cómo la gente le seguía para escucharle y para que curase sus enfermedades.
“¡Hijo de David, ten compasión de nosotros!” (Mt 9,27).
El
ángel cuenta cómo Jesús se compadece de los que sufren, en este caso de
dos ciegos que le piden a gritos que se apiade de ellos. Jesús los cura
y les dice que no lo digan a nadie, pero ellos se lo dicen a todo
el mundo. La gente viene a escuchar a Jesús y a pedirle que cure a sus enfermos.
Que los niños identifiquen gestos de carácter religioso que expresan la paz, el perdón…
Para que nos ayude a aprender gestos religiosos y oraciones.
- RELATO:
Había una vez una niña llamada Izarbe, a la que algunas noches su
abuela la acompañaba a la hora de irse a dormir y le enseñaba esta
oración que rezaban juntas: “Jesusito de mi vida, eres niño como yo,
por eso te quiero tanto y te doy mi corazón”. Luego Izarbe le pedía un
beso gordo y su abuela le decía que todas las personas vivirían en paz
si dieran su corazón, su amistad, su paz a la gente que vive a su lado.
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