Partimos de la observación de la experiencia del cuidado del propio cuerpo para promover la confi anza y el desarrollo de sus posibilidades personales. Las personas cuidamos nuestro propio cuerpo para
ayudar a los demás, como nos enseña Jesús en la parábola del buen samaritano.
Les proponemos el aprendizaje de la oración del Padrenuestro.Tratamos de sensibilizarles para que ayuden a las personas de su entorno que tengan algún problema físico.
Que los niños sean conscientes de que con algunas acciones cuidamos nuestro cuerpo y que con otras lo perjudicamos.
Para
que estén atentos a este relato. «Había una vez una casa muy grande que
tenía muchos pisos. En uno de ellos vivían los niños que vemos en la
ilustración. En otro vivía una niña que no se cepillaba nunca
los
dientes y un niño que no se duchaba. Pasó el tiempo y la niña que no se
cepillaba los dientes tuvo caries y el niño que no se duchaba se puso
enfermo. Sin embargo, los dos niños de la ilustración crecían
muy sanos».
Que
los niños descubran la bondad de Jesús y cómo él quiere que seamos como
el buen samaritano, que siente compasión y presta ayuda a quien la
necesita. Que descubran que, para Jesús, amar a los
demás es tan importante como amar a Dios.
“Un
samaritano, que viajaba por el mismo camino, llegó hasta el herido y,
al verlo, se compadeció de él y le vendó las heridas” (Lc 10,33-34).
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