Un Padre de familia tuvo dos hijos, el menor quería su
herencia y se las dio a sus dos hijos. El menor tomo su parte y se fue de su
casa para disfrutar según él, de la vida. Cuando se terminó el dinero y no
tenía ni para comer, consiguió trabajo cuidando cerdos. Como anhelaba comer
hasta la comida de los animales, pero ni eso podía tener. Medito en lo que hizo
y en cómo hasta los jornaleros de su Padre tendrían la mejor comida, así que se
animó a pedir perdón a su Padre y regresar a casa sabiendo que ya no era
merecedor ni siquiera de ser tratado como hijo. No le importaba ser un peón
más, estaba muy arrepentido y quería regresar al hogar de donde nunca debió
partir.
Cuando regresaba su Padre aun de lejos pudo reconocer a su
amado hijo y corriendo hacia él, lo tomo como a su niño abrazándolo y lleno de
amor hacia él, lo besaba con ternura. El hijo se sintió indigno de ser llamado
hijo suyo y sentía que no merecía nada, sin embargo su Padre feliz de su
regreso ordeno se organizara una gran fiesta y cena, que lo vistieran de gala y
que le pusieran el mejor calzado, porque estuvo perdido y al fin había
regresado.
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