El pasado domingo 20 de noviembre, con la fiesta de Cristo Rey, finalizó este año litúrgico. Cuando hablamos del Año Litúrgico nos referimos a unos tiempos en los que la Iglesia nos invita a reflexionar y a vivir los misterios de la vida de Cristo, desde el nacimiento hasta su muerte.
Inauguramos un nuevo año formado por distintos tiempos:
comienza por el Adviento, luego viene la Navidad, Epifanía, Primer tiempo
ordinario, Cuaresma, Semana Santa, Pascua, Tiempo Pascual, Pentecostés, segundo
tiempo ordinario y termina con la fiesta de Cristo Rey.
En cada tiempo litúrgico, el sacerdote se coloca ornamentos de diferentes colores:
Blanco significa alegría y pureza, se utiliza en el tiempo de Navidad y de Pascua
Verde significa esperanza, se utiliza en el tiempo ordinario.
Morado significa luto y penitencia, se usa en Adviento, Cuaresma y Semana Santa.
Rojo significa el fuego del Espíritu Santo y el martirio, se utiliza en las fiestas de los santos mártires y en Pentecostés.
Los tiempos fuertes son el Adviento y la Cuaresma.
Durante el Adviento, Navidad y Epifanía se revive la espera gozosa del Mesías
en la Encarnación. Hay una preparación para la venida del Señor al final de los
tiempos: “Vino, viene y volverá”.
En la Cuaresma, se revive la marcha de Israel por el desierto
y la subida de Jesús a Jerusalén. Se vive el misterio de la Muerte y
Resurrección de Cristo.
En el Tiempo Pascual se vive la Pascua, Ascensión y Pentecostés en 50 días. Se celebra el gran domingo: “Ha muerto, vive, ¡Ven Señor Jesús! Sigue el tiempo ordinario, que termina con la fiesta de Cristo Rey.
ACTIVIDAD:
COLOREAR LA CORONA DE ADVIENTO
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