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domingo, 29 de enero de 2023

LA SEÑAL DE LA CRUZ



La señal de la Cruz es un gesto precioso por su historia, por su significado y por su poder.

Es la señal de mi fe; muestra quién soy y lo que creo. Es el resumen del Credo. Es la señal de mi agradecimiento. Tengo que hacer con amor y emoción este gesto que me recuerda que Jesús ha muerto por mí. Es la señal de mi intención de obrar, no para la tierra, sino para el Cielo. Al hacerla, y pronunciando estas misteriosas palabras

-"EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO" me comprometo a obrar:

- en el nombre del Padre que me ha creado,

- en el nombre del Hijo que me ha redimido,

- en el nombre del Espíritu Santo que me santifica. En una palabra: a actuar como hijo o hija de Dios.

Este signo es la señal de la consagración de toda mi persona.

Al tocar mi frente: «rezo a Dios todos mis pensamientos.

Al tocar mi pecho: consagro a Dios todos los sentimientos de mi corazón.

Al tocar mi hombro izquierdo: le ofrezco todas mis penas y preocupaciones.

Al tocar mi hombro derecho: le consagro mis acciones.

La señal de la Cruz es en sí misma fuente de grandes gracias. Debo considerarla como la mejor preparación a la oración, pero ya es en sí misma una oración, y de las más impresionantes. Es una bendición.


 


EN EL NOMBRE DEL PADRE (DEL PADRE) EN EL NOMBRE DEL HIJO (DEL HIJO) Y EN EL NOMBRE DEL ESPÍRITU SANTO, NOS SALUDAMOS LOS HIJOS DE DIOS. EL PADRE ES EL QUE PENSÓ EN CREARNOS, EL HIJO NOS ENSEÑA CÓMO AMAR Y EL ESPÍRITU SANTO QUE VIENE A AYUDARNOS A QUE TODOS VIVAMOS EN PAZ. Y EL ESPÍRITU SANTO QUE VIENE A AYUDARNOS A QUE TODOS VIVAMOS EN PAZ.







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